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Algunas personas adoran los caballos y no pueden imaginar su vida sin montar. Otros no se atreven a acercarse ni siquiera unos metros a un animal y solo están dispuestos a observar sus gráciles movimientos desde la distancia. Los caballos no atacan a las personas sin motivo, pero algunas personas tienen un miedo compulsivo: la hipofobia. Los psicólogos recomiendan determinar lo que asusta a una persona en la interacción con estos representantes de la fauna.
Causas de la fobia
Las emociones inexplicables, a menudo irracionales e incontrolables, surgen a la vista de un objeto o sujeto que representa un peligro imaginario para el ser humano. Falso, porque no hay ningún peligro real, y el enfermo simplemente tiene asociaciones desagradables por una serie de razones. Algunas personas tienen fobia a los caballos. Cualquier psicoterapeuta podrá decirle cómo se llama esta condición, así como aconsejarle sobre cómo tratar el miedo compulsivo. La hipofobia se manifiesta de varias maneras:
- La aparición de pensamientos y estados obsesivos (ahora en presencia de un caballo debe ser algo aterrador, podría lanzar, morder, etc. );
- Un comportamiento específico (quienes conocen la hipofobia tratan de evitar por completo los lugares en los que pueden encontrarse con un caballo);
- Una reacción fisiológica (la persona puede marearse y quedarse sin aliento, respirar con dificultad, temblar por todo el cuerpo, sudar).
Las causas de la hipofobia en las personas pueden estar relacionadas con recuerdos de su lejana infancia. Por ejemplo, una caída desagradable y dolorosa mientras se monta a caballo. Además, los padres suelen cometer el error de acercar a los niños a un animal tan grande. El susto puede durar toda la vida en los más pequeños.
A menudo, los padres también utilizan técnicas educativas aterradoras, como decir al niño que si desobedece, el caballo le morderá o le llevará a algún sitio. La imaginación ilimitada de los padres puede tener un efecto negativo en la psique del niño y en su percepción de los animales en el futuro. Hay otros factores que también pueden provocar miedos compulsivos. La elección del tratamiento de la hipofobia depende de la causa subyacente.
Sensación de impotencia frente a los caballos
Los caballos son muy inteligentes, gráciles y amables con los humanos, sobre todo si se les entrena y se les mantiene en instalaciones especiales. El tamaño de estos animales es varias veces mayor que el de los seres humanos, lo que los hace temibles para quienes padecen hipofobia.
Los jinetes tienen que estar solos con el animal cuando lo montan, lo que significa que el animal puede volverse ingobernable y negarse a obedecer. De hecho, un caballo siempre percibe la confianza de su jinete en la silla. Cualquier miedo es percibido como una amenaza y el instinto animal entra en acción.
La conducción requiere habilidad, valor y confianza, no tiene nada que ver con la conducción de un ciclomotor o una bicicleta. Los caballos también son animales temerosos por derecho propio. Pueden asustarse de un perro que salta delante de ellos de forma inesperada, de un sonido repentino o incluso de un obstáculo desconocido. Por lo tanto, es importante mantener la sensación de control y entonces el miedo a los caballos desaparecerá por sí solo.
Miedo al dolor físico
La hipofobia es más común en aquellos que están a punto de familiarizarse con los caballos o que han tenido una experiencia breve pero infructuosa con ellos. Si, tras un primer intento de montar a caballo, uno aprende que los animales pueden ser agresivos e imprevisibles, el miedo a ellos durará toda la vida o varios años. Este miedo también puede derivar en una verdadera fobia.
Es importante entender que cada caballo es un individuo con su propio temperamento, carácter y hábitos. Puede patear, morder o tirar al jinete. Esto solo ocurre cuando el animal percibe el peligro. Los caballos solo adoptan una postura defensiva cuando se sienten realmente amenazados. Por lo tanto, antes de ensillar, debes observar bien el animal que has elegido:
- Examinar su comportamiento cuando está rodeado de otros caballos;
- Y cómo se comporta cuando se le acercan personas conocidas y desconocidas;
- Aprender gestos, movimientos y órdenes básicas de comunicación.
Miedo a caerse mientras se conduce
La caída de un caballo es probablemente familiar para cualquiera que se haya aventurado a montar a caballo. Estas experiencias, por desafortunadas que sean, no están exentas de lecciones, pero también pueden servir de base para aprender a comportarse con un caballo. Después de una caída existe el temor de que se repita el suceso, pero hay que analizarlo:
- Si el animal tiró al jinete al suelo a propósito, es posible que el animal se haya herido o que haya sentido la agresión de un humano;
- Si la caída fue un accidente, puede ser necesario perfeccionar la técnica de conducción y sujeción.
Si la situación desagradable se repite, se puede cambiar el caballo. Esto se hace en los clubes ecuestres y en las escuelas de equitación especializadas. Pero si uno quiere aprender a sentarse profesionalmente en un caballo, debe estar preparado para sujetarse incluso cuando el caballo está en una postura erguida.
Técnicas de psicocorrección
Los especialistas no recomiendan que el miedo que surge frente a los caballos se perciba como una fobia. Es un sentimiento, que es inherente a cualquier persona normal al ver un animal, que le supera en tamaño y es imprevisible en sus acciones. Para determinar las causas de la compulsión, los expertos intentan averiguar qué tipo de miedo se apodera realmente del paciente:
- La vergüenza ante los demás, el miedo a molestar a otros jinetes y a que se rían de ellos, a que te juzguen y se rían de ti por detrás;
- Miedo a ser lanzado, pisoteado y mutilado por el caballo.
Cuando se descubre la causa del miedo, hay que buscar formas de contrarrestarlo. Los psicoterapeutas recomiendan deshacerse del miedo interactuando a distancia con los animales. Para ello, se puede hacer un curso de teoría, estudiar los hábitos, costumbres y preferencias de los caballos, y entender los gestos y expresiones faciales que se utilizan para comunicarse con ellos.
Si el miedo se ha convertido en algo abrumador que interfiere en la vida cotidiana, se puede recurrir a la hipnosis profesional. Muy a menudo, el miedo a los caballos no tiene ninguna relación con la equitación y puede ser un problema inexistente e infundado.