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Todo el mundo tiene miedo a algo, y estos miedos pueden decir mucho sobre su personalidad.
Sin embargo, las ansiedades de los personajes literarios pueden convertirse no sólo en una característica personal, sino también en la clave para a la comprensión de todo el texto. Por eso hemos recogido algunas fobias interesantes que sufrieron los personajes en los libros clásicos.
Miedo a ser enterrado vivo. «El entierro prematuro» de Edgar Poe
Se sabe que el famoso escritor ucraniano Nikolai Gogol padecía tapofobia, es decir, miedo a ser enterrado vivo.
Pero apareció por primera vez en la literatura, gracias a Edgar Poe. El héroe de su historia sufría de catalepsia, un síntoma de Trastorno del movimiento caracterizado por una conservación patológicamente prolongada de la postura que se le asigna postura. El personaje temía que un día el ataque fuera tan grave que simplemente se enterrado vivo. Acabó dándole tantas vueltas que confundió su refugio temporal en una barcaza cargada de jardín tierra, para un ataúd. Todo terminó bien, y el shock que sufrió ayudó al héroe a curarse no sólo de su fobia, sino también de catalepsia.
Sin embargo, hay informes de que Edgar Poe construyó su historia sobre ejemplos de la vida real con una de un final mucho menos feliz.
El miedo al propio miedo. «El mago de Oz» de Lyman Frank Baum
La palabra «fobofobia», o miedo al miedo, parece una tautología, pero no sólo se da en en la vida, pero también en la literatura. Los fóbicos clásicos son los héroes de los cuentos de hadas, para quienes nada es más aterrador que
que estar asustados ellos mismos. Al igual que el león de El mago de Oz, lo que más sufre es su la cobardía. Y aunque en el transcurso de la historia resulta que no es necesario que acuda al Mago para tener valor, él no está seguro de sí mismo hasta el final y necesita la validación de sus cualidades.
Miedo a la vejez. «El retrato de Dorian Gray» de Oscar Wilde
Dorian Gray fue uno de los gerontofóbicos literarios más famosos, es decir, personas a las que no les gustan los ancianos.
Desde el principio de la novela, el héroe expresa su deseo de que sólo el retrato envejezca y que él mismo siga siendo joven y bello. Sus esperanzas se cumplen y el cuadro, a diferencia del personaje, comienza a cambiar, pero es precisamente esto lo que provoca otras fobias y manías de persecución que Dorian Gray sufrió durante el resto de su vida.
Miedo a las ratas. «1984» de George Orwell
La musofobia, o el miedo a las ratas y otros roedores, es un tipo de miedo bastante común. Pero en la novela de Orwell.
Tiene un peso adicional. El escritor no da una respuesta directa a por qué el protagonista Winston Smith odia a estos animales, pero el simbolismo de la imagen es bastante evidente.
Smith asocia las casas de los «proles» (proletarios) con agujeros de rata, lo que hace que el personaje involuntariamente El personaje está involuntariamente asqueado. La rata aparece en la habitación del Sr. Charrington, que los personajes alquilan por fechas y donde se son detenidos por la denuncia de un «viejo complaciente». Y finalmente, estos brutos demuestran ser la única manera para que Smith renuncie a Julia y ofrezca su cuerpo a sus torturadores. Es más, el mero peligro de ser torturado por ratas «curó» al héroe de todas las dudas sobre la línea del partido y convirtió al hipócrita disidente en un miembro digno de la sociedad.