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Los renombrados psiquiatras G.I. Kaplan y B.J. Benjamin distinguieron entre miedos constructivos y miedos patológicos. Esta última categoría incluye la fobia más común de los estadounidenses modernos: la misofobia. El término fue acuñado por W. Hammond a finales del siglo XIX, cuando estudió los síndromes obsesivo-compulsivos que se producen cuando una persona se lava las manos con frecuencia.
La misofobia (en griego: mysos – polución, suciedad, phobos – miedo) es un miedo patológico a la polución o a la contaminación, que se traduce en una compulsión obsesiva por evitar tocar los objetos y el contacto directo con los demás. Este miedo destructivo se denomina a veces germofobia o miedo a los gérmenes.
La persona que sufre esta fobia exagera los posibles riesgos para la salud de los gérmenes que la rodean. Debido a este falso prejuicio, los misófobos tratan de minimizar la necesidad de interactuar con extraños y evitan tocar cosas que son potencialmente peligrosas para ellos.
La misofobia se ha convertido recientemente en algo más común no sólo en la gente de Estados Unidos, sino también en otros países. La razón principal de la amplia difusión de esta fobia son los medios de comunicación, que emiten diversos anuncios promocionando productos cosméticos antibacterianos. Estos anuncios se basan en la idea de que un entorno plagado de bacterias patógenas es extremadamente peligroso para el cuerpo humano y, por tanto, hay que utilizar diversas medidas de protección, entre ellas su «antiséptico».
Las personas que sufren de misofobia creen que lavándose las manos más a menudo y tratando su entorno con productos antibacterianos, pueden reducir la posibilidad de infección. Pero al hacerlo, sólo están aumentando su fobia y, por tanto, bajando sus propias defensas.
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¿Cuáles son los síntomas de la misofobia?
La misofobia tiene manifestaciones físicas (o fisiológicas), psicológicas y de comportamiento. Los síntomas fisiológicos incluyen:
- Un aumento de la frecuencia cardíaca y del pulso;
- dificultad para respirar y dolor en el pecho;
- trastornos digestivos, mareos y náuseas;
- calambres musculares y temblores.
Todos estos síntomas aparecen cuando el peligro percibido está cerca. Para un misofóbico, esto puede ir desde tocar el pomo de una puerta hasta que se le acerque un desconocido (especialmente si tose y estornuda).
Las manifestaciones psicológicas incluyen:
- aumento de la ansiedad;
- atención distraída;
- el estrés y la depresión.
Los misófobos pueden ser reconocidos por sus reacciones y acciones de comportamiento. En la siguiente tabla se exponen los principales comportamientos compulsivos que tienen las personas con esta fobia disruptiva.
Características Lavado de manos frecuente y excesivo La persona se lava y moja las manos más a menudo de lo habitual con un antiséptico (especialmente después de dar la mano o tocar pomos de puertas y barandillas, etc.). ), puede llevar guantes y mascarilla en todo momento Escapar de la suciedad Un misófobo evita, en la medida de lo posible, los lugares y actividades que considera sucios (aseos públicos, transportes, tiendas, etc.)
Mayor individualización Una persona separa todos los artículos y objetos personales de los que comparte (esto incluye la vajilla, la comida, la papelería, etc.) La persona protege su ropa al máximo cuando sale e inmediatamente después de volver a casa, al igual que hace con su zona de trabajo (por ejemplo, limpiando el escritorio con varios antisépticos) Esterilidad excesiva La casa del misófobo está siempre perfectamente limpia (tan estéril como un quirófano). A menudo, las personas que tienen esta fobia no dejan entrar a nadie en su casa, ni siquiera a los familiares cercanos
Dado que una persona que sufre misofobia evita el contacto y la interacción con la gente, esto afecta negativamente a su calidad de vida y a su rendimiento profesional. Algunos incluso recurren a métodos radicales, como aislarse completamente de la sociedad y de su entorno. Los misófobos que intentan llevar una vida normal suelen convertirse en parias porque la gente que les rodea no se da cuenta de que tienen un miedo fóbico y, por tanto, los consideran hostiles.
Causas de la misofobia
Entre los principales factores que contribuyen al desarrollo de un miedo pánico a la suciedad están
Una experiencia vital negativa o una situación traumática;
Un incidente similar entre familiares o amigos (una enfermedad grave como consecuencia de haberse contagiado en un lugar público)
Trauma psicológico infantil.
Según la teoría de Freud, el niño pasa por una etapa anal del desarrollo psicosexual a la edad de 1 a 3 años, cuya característica principal es acostumbrar al bebé al orinal. Algunos padres pueden castigar severamente y con frecuencia al niño por «chocar». Ya en la edad adulta, esta persona puede tener una fijación con esta etapa, lo que le lleva a una limpieza excesiva y a la pedantería. Naturalmente, puede estar predispuesto a desarrollar misofobia;
Influencia de los medios de comunicación (documentales, largometrajes, espectáculos, programas, anuncios, etc.);
cifras alarmantes que indican el aumento catastrófico del SIDA;
Aumento de la sugestión.
¿Cómo se supera la misofobia?
Hoy en día existen varios métodos eficaces para tratar la misofobia:
Tratamiento farmacológico (en este caso, a la persona se le prescriben determinados fármacos: antidepresivos y sedantes). Hay que tener en cuenta que este método por sí solo no tendrá un efecto duradero, ya que después de un cierto período de tiempo después del curso, los síntomas comienzan a regresar. Por ello, el tratamiento farmacológico se combina con la psicoterapia, el asesoramiento psicológico y la asistencia a grupos de formación;
Terapia cognitivo-conductual, que enseña al misófobo a enfrentarse a su miedo.
La metodología de los «4 pasos» de J. Schwartz es bastante eficaz e incluye los siguientes pasos:
- cambia los nombres (replantea tus miedos y recuerda que no es la suciedad lo que te obliga a lavarte las manos, sino la fobia);
- encontrar la causa;
- cambiar el enfoque (distraerse, cambiar de actividad)
- reevaluar (mirar desde fuera).
- la hipnosis (tanto la influencia externa como la autosugestión o el entrenamiento autógeno);
Intención paradójica: técnica propuesta por W. Frankl (encuentro cara a cara).
Frankl (cara a cara con su miedo – contacto con contaminantes y enfermos);
Psicoterapia (realizada únicamente por un profesional cualificado).