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La ginecofobia (ginecofobia: gineco, -fobia) es un miedo compulsivo a las mujeres. De lo contrario, este miedo al pánico, que se da con mayor frecuencia en los hombres, se denomina ginofobia.
Entre los cientos de fobias, el miedo masculino al sexo opuesto es una de las más comunes en la actualidad. El trastorno es persistentemente destructivo tanto para la vida del ginófobo como para las actividades de la sociedad en su conjunto.
Causas de la ginofobia
Traumas psicológicos profundamente ocultos de los que el paciente no es consciente. En tal caso, la investigación con la ayuda de la hipnosis profesional es favorable para la recuperación. Bajo hipnosis, la atención se dirige hacia el interior y los recuerdos emergen brillantes y claros. La hipnosis se utiliza eficazmente como medio para que los pacientes se comprendan a sí mismos y tomen conciencia de sus problemas, para deshacerse de las ansiedades y los miedos. De hecho, el cerebro humano en el estado hipnótico guarda su psique con mucho más cuidado que en el estado de vigilia. Por lo tanto, no hay que temer que un hipnoterapeuta le «programe». Un hipnoterapeuta sólo puede levantar las capas de emociones y pensamientos a las que tu mente subconsciente ha sido sometida en una repetición ininterrumpida (así es como te deshaces del hábito de fumar, por ejemplo). Hay un riesgo mucho mayor de llenar la cabeza con información innecesaria y peligrosa en su estado normal. Una vez que te hayas explicado por ti mismo el mecanismo de la hipnosis y hayas conseguido un buen especialista, no tendrás motivos para tener miedo.
La razón obvia más común para el desarrollo de la ginofobia es el rigor opresivo de la madre, la educación rígida y prepotente de las mujeres.
La razón anterior suele ir acompañada (o es la causa fundamental) de la falta de autoridad masculina en la familia, la blandura y falta de voluntad del padre, que no participa ni siquiera en el castigo simbólico de los hijos. Estos padres suelen adoptar el papel de una mujer: se acercan a sus hijos sólo cuando están de humor festivo para mostrarles afecto y ternura. Entonces, instintivamente, sus esposas suplen los elementos mentales que faltan en la familia: asumen la responsabilidad de todas las decisiones, castigan a los niños, sermonean a sus maridos, lo que es totalmente ajeno a la naturaleza de una mujer. De este modo, pueden formarse imágenes destructivas y transferirse a todas las hembras. Por lo tanto, el ejemplo de un padre respetado es muy importante para desarrollar una forma verdaderamente masculina de interactuar con las mujeres.
La razón del desarrollo de la ginofobia es que las actitudes sexuales son contradictorias. Es decir, por un lado la atracción y el interés por la comunicación y por otro —una mala experiencia con las mujeres o el recuerdo de una situación desagradable asociada a ellas. Por ejemplo, la ginecofobia es especialmente pronunciada en las mujeres embarazadas, con las que el hombre puede ver las relaciones sexuales como algo antinatural, perjudicial. La incomprensión de los motivos se convierte en remilgos y aversión a las mujeres, especialmente a las embarazadas.
Otras causas miedo a las mujeres
La ginecofobia afecta a veces a las mujeres. Cuando este trastorno obsesivo-compulsivo se descuida, puede convertirse en ira y misoginia. Sin embargo, en la primera etapa de la ginofobia, el miedo a las mujeres puede aparecer de forma selectiva y en pequeña medida. Por ejemplo, el miedo de los jóvenes a conocer chicas se expresa en una intensa ansiedad e incluso en ataques de pánico al intentar hablar con una desconocida que le gusta. En el sexo fuerte, hay mucha fuerza y determinación para hacer conocidos, por lo que superan sus miedos y siguen adelante. Un ginófobo, por el contrario, tratará de evitar la compañía de las mujeres y de la persona concreta que le gusta. El discurso masculino manifiestamente grosero suele ser la única forma disponible para que un ginófobo se comunique con las mujeres. Si un hombre (con orientación heterosexual) experimenta miedo incluso ante la idea de mantener relaciones íntimas con mujeres, o ataques de pánico a solas con una novia habitual por el mismo motivo, podría ser un signo de ginecofobia.
Con el tiempo, el miedo a las mujeres se vuelve muy angustioso y le dificulta la vida en sociedad. La ginofobia puede considerarse en algunos casos como una de las manifestaciones del anacoretismo (anachoretes griego). La ginofobia puede tener lugar en la sociedad, pero sólo por motivos razonables, a los que no pertenece el miedo. La inmunización del cuerpo de sí mismo es inaceptable para las personas sanas. La reclusión del mundo exterior, la búsqueda constante de un lugar desierto, no facilitan las cosas y conducen a estados de ánimo depresivos.
Tratamiento
El tratamiento de la fobia requiere psicoterapia. En los casos graves, se recetan antidepresivos, pero su eficacia es cuestionable, por lo que es especialmente importante estar atento a los propios sentimientos y pedir cita con un médico lo antes posible.