Cronofobia: ¿por qué la gente tiene miedo al tiempo?

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Vivimos en el flujo del tiempo. Tuvimos ayer, tenemos hoy y tendremos mañana. Hacemos planes, predecimos y contamos con lo que sucederá en el tiempo. La gran mayoría de la gente ni siquiera piensa en la cuarta dimensión en la que existe: el tiempo.

Pero hay personas que se sienten intimidadas por el tiempo. Cualquier cosa que tenga que ver con el tiempo les pone en estado de pánico. Estas personas sufren de cronofobia.

Tiposdefobias investigó qué es y quién tiene miedo de perderse en el tiempo.

Tiempo y fobias

Algún tipo de fobia afecta al 12,5% de los adultos.

La cronofobia se define como un miedo irracional (es decir, inexplicable) al tiempo.

Esta fobia se solapa con la cronometrofobia, el miedo a los relojes. Ambas fobias pertenecen a la categoría de fobias específicas o aisladas, lo que significa que hay una razón muy específica para los temores. Esta causa puede conducir a una ansiedad patológica, hasta llegar a los ataques de pánico.

La anticipación de un acontecimiento traumático, es decir, un acontecimiento vital anticipado, también puede causar ansiedad, lo que no sólo aumenta la ansiedad del paciente sino que también provoca un estrés grave.

Las fobias suelen surgir a una edad temprana. Si no se identifican y tratan a tiempo, la persona se queda sola con su miedo durante muchos años, normalmente de por vida. Incluso con la ayuda de un psicoterapeuta o psiquiatra, no siempre es posible determinar cuándo se ha formado una fobia. A menudo su origen sigue siendo un misterio.

Síntomas de la cronofobia

Los médicos identifican los siguientes síntomas característicos que se desarrollan en personas con fobias específicas y, en particular, con cronofobia:

Sentimientos de miedo, pánico y ansiedad desbordantes.
Pensamientos obsesivos sobre el paso del tiempo o la proximidad de acontecimientos.
Una conciencia aguda y dolorosa de que el miedo experimentado es irracional, exagerado, pero la persona se da cuenta de que es incapaz de controlarse.
El miedo encadena el cuerpo e inhibe los procesos de pensamiento, y durante el ataque de fobia la persona pierde la capacidad de razonar y reaccionar adecuadamente a lo que ocurre a su alrededor.
Es frecuente que aparezcan taquicardias (palpitaciones), sudoración y sensación de ahogo.
Los dolores de cabeza pueden surgir de una sensación de tensión que se extiende por todo el cuerpo.
Sensación de boca seca, dificultad para tragar.
Trastornos del sueño, incluyendo pesadillas intrusivas, a menudo relacionadas temáticamente con eventos próximos.

Los desencadenantes de la intensificación de la fobia pueden ser fechas importantes en la vida de una persona: la graduación del colegio o la universidad, un aniversario de boda, un cumpleaños, etc. Por ejemplo, un joven con cronofobia puede abandonar repentinamente la universidad durante los exámenes, mientras sus compañeros están ocupados haciendo los preparativos para su futuro.

Personas cuya psique es propensa a la cronofobia

Hay grupos de personas que tienen un alto riesgo de desarrollar cronofobia. Se trata de personas para las que el tiempo adquiere un significado especial y somete poco a poco su psique a su poder:

Personas mayores que se preocupan por los años que les quedan. Su situación se ve agravada por el hecho de que los hijos crecen y se alejan del nido de sus padres, mientras que los ancianos se quedan solos, sintiéndose inútiles y no deseados.
Pacientes con enfermedades terminales que saben que no les queda mucho tiempo de vida.
Presos que empiezan a contar los días que pasan en una celda o los días que les quedan antes de ser liberados. A menudo, el recuento constante se convierte en una condición patológica que los médicos llaman neurosis carcelaria. Suele ir acompañada de claustrofobia, un miedo a los espacios cerrados.
Personas atrapadas en una zona de catástrofe y privadas durante un tiempo de sus medios habituales para controlar el tiempo.

En 2014, investigadores de la Universidad de Durham, en el Reino Unido, publicaron un artículo en el que se investigaba la sensación de futuro escorado, que es un síntoma del trastorno de estrés postraumático. Sus manifestaciones incluyen afirmaciones como «moriré joven», «nunca tendré una familia», «nunca tendré una carrera exitosa», etc. Esta persona traumatizada es capaz de distinguir entre el pasado, el futuro y el presente; es capaz de predecir los acontecimientos y percibir el paso del tiempo. Sin embargo, siempre evalúa negativamente su futuro.

Entre las mujeres de mediana edad, el recordatorio del «tic-tac del reloj» también puede adquirir las características de la cronofobia cuando se superpone a la ansiedad elevada. El riesgo de cronofobia aumenta después de la menopausia.

La pérdida de un ser querido, la pérdida de un trabajo querido, un divorcio, incluso una larga separación pueden ser factores de riesgo para el desarrollo de la cronofobia. Por supuesto, no todas las personas que se divorcian desarrollan esta condición, pero para una persona con una psique inestable, con tendencia a los trastornos de ansiedad, un evento así puede ser la gota que colma el vaso.

Por cierto, los científicos creen que entre los factores de riesgo fisiológicos para la cronofobia – enfermedades del corazón, enfermedades de la tiroides, insuficiencia suprarrenal, así como las intervenciones quirúrgicas.

La cronofobia puede ser la base del desarrollo del aislamiento social, así como de la depresión y otros trastornos mentales. Puede empeorar con los años y hacer la vida muy difícil para la persona y las personas que la rodean.

¿Puede curarse el miedo al tiempo?

Los médicos definen la cronofobia como una forma de trastorno de ansiedad y sugieren tratarla con terapia cognitivo-conductual, psicoterapia e hipnoterapia.

Se ha comprobado que la meditación y el entrenamiento de la atención plena son bastante eficaces. Estas prácticas permiten a las personas aprender a regular sus emociones y también les enseñan a vivir el momento presente, un remedio eficaz contra el miedo al futuro.

Entre las terapias alternativas se encuentran el yoga, los ejercicios respiratorios de relajación y los ejercicios de qigong.