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ACROFOBIA: SUPERAR EL MIEDO A LAS ALTURAS
Muchas personas experimentan experiencias emocionales perturbadoras y malestar incluso ante la incierta e improbable perspectiva de estar en la altura. Si consideramos el miedo a las alturas desde una perspectiva evolutiva, esta emoción es necesaria para que el ser humano movilice todos los recursos disponibles lo más rápidamente posible para garantizar un comportamiento correcto en una situación extrema.
Según la definición de Kennon, el significado adaptativo de la ansiedad es una respuesta de lucha-huida. Los humanos primitivos, ante el peligro, podían atacar o huir. Desde el hombre de las cavernas, cuando se enfrenta a un peligro, la reacción natural es el miedo, que va acompañado de una liberación de adrenalina en la sangre, un aumento del ritmo cardíaco, un incremento del flujo sanguíneo y de la coagulación de la sangre, y un aumento de los niveles de glucosa en sangre.
Los cambios que se producen en el organismo en el estado de miedo proporcionan las condiciones óptimas para aumentar la resistencia y la actividad humanas. Las amenazas físicas se volvieron menos relevantes en el proceso de evolución, pero el estilo y las condiciones de vida de la gente moderna, los cambios en las normas sociales, formaron una excitación psicológica distinta (a veces virtual), tomando la forma de ansiedad normal o de miedo patológico intenso.
El conflicto interno existente, basado en la necesidad de subir a las alturas y el miedo a experimentar sensaciones desagradables y angustiosas, no suele conducir a una descarga. La adrenalina no liberada físicamente «golpea» el sistema cardiovascular, el sistema nervioso, el tracto digestivo, el sistema respiratorio, y como resultado puede causar un ataque al corazón, un derrame cerebral, una crisis hipertensiva.
En medicina, se acostumbra a dividir la ansiedad en normal (precaución al estar en altura) y patológica (miedo al pánico de estar en esta situación).
La forma normal de ansiedad surge sólo cuando se produce una situación amenazante (por ejemplo, cuando una persona va a hacer paracaidismo por primera vez sin instructor) y aumenta con la falta de información necesaria, con la falta de tiempo para estudiar las circunstancias y tomar la decisión correcta.
Miedo patológico a las alturas: la acrofobia es inadecuada para la situación en cuestión, no está vinculada a una amenaza real y tiene ciertas manifestaciones clínicas.
Hay una línea muy fina entre la normalidad y la patología, que puede ser cruzada por cualquiera. El miedo a las alturas «vive» en el subconsciente, y en algunas personas, en circunstancias especiales, se vuelve más potente, más fuerte y más frecuente, tomando la forma de un trastorno de ansiedad-fobia. La acrofobia es un miedo irracional que está aislado y no puede ser entendido, explicado lógicamente o controlado por una persona.
Se trata de un terror impulsado por el pánico que se ha apoderado por completo de la vida del paciente. El miedo a las alturas hace que el enfermo evite las situaciones críticas «de miedo», provocando un aislamiento social parcial o total, restringiendo la participación en determinadas actividades y privando al enfermo del valor de la libertad. La acrofobia provoca muchos inconvenientes: una persona que sufre este miedo no podrá realizar fascinantes excursiones por la montaña ni experimentar el placer de estar en las estaciones de esquí. La persona acrofóbica suele negarse a visitar a los familiares y amigos que viven en los pisos superiores de los edificios altos. Le da miedo subir escaleras altas, cruzar puentes y le asustan los suelos transparentes de los edificios.
El individuo entra en pánico cuando se enfrenta a estos objetos y se niega a seguir avanzando, se agacha en el suelo y trata de cubrirse la cara con las manos. Los signos somáticos, especialmente los mareos y desmayos, pueden provocar lesiones por una caída repentina. Una persona con acrofobia debe estar preferiblemente acompañada por un compañero que pueda ayudarle y apoyarle en situaciones de peligro.
La investigación realizada por psiquiatras estadounidenses demostró que el 80% de los acrofóbicos están convencidos de que no pueden controlar sus pensamientos y acciones cuando están en las alturas. Según los pacientes, tienen la sensación de que están destinados a caerse, y ocasionalmente tienen el impulso de saltar por sí mismos. Sin embargo, casi todas las personas examinadas no presentaban signos claros de un trastorno depresivo, y no había tendencia al suicidio.
Siempre hay que tener en cuenta que una persona totalmente sana física y mentalmente puede experimentar debilidad y malestar durante una estancia en zonas de gran altitud. Son sensaciones normales y no son un signo de un trastorno de ansiedad-fobia.
Para hacer un diagnóstico de acrofobia es necesario diferenciar claramente entre el trastorno y los anankasmos desarrollados sobre la base de la pedantería, el atascamiento, la rigidez. Las manifestaciones deben diferenciarse de los trastornos de ansiedad orgánicos como los cardiovasculares, pulmonares, neurológicos, endocrinos, de intoxicación y de abstinencia.
Causas de la acrofobia
Hasta la fecha, no se ha establecido la causa exacta de la acrofobia. El desarrollo de este trastorno fóbico puede ocurrir bajo la influencia de los siguientes factores:
Daños cerebrales orgánicos debidos a traumatismos, enfermedades inflamatorias e infecciosas;
La herencia (presencia de enfermedades mentales en los padres);
exposición frecuente a factores de estrés;
intoxicación alcohólica regular;
Una crianza excesivamente estricta, la falta de estímulos y elogios en la infancia, que ha influido en la formación de una baja autoestima:
cuando el individuo tiene una base constitucional psicasténica particular: Desconfianza, exceso de ansiedad, emotividad exacerbada, timidez, timidez.
En casos extremadamente raros, el miedo patológico a las alturas se debe a experiencias personales negativas del pasado. Sin embargo, la mayoría de los acrofóbicos no han experimentado los problemas y peligros asociados a las alturas, y la ansiedad excesiva está presente en el individuo desde su nacimiento.
Síntomas de la acrofobia
Los signos clínicos del miedo patológico pueden dividirse en dos grupos: somáticos (físicos) y mentales.
Los síntomas somáticos (autonómicos) incluyen:
- Falta de aliento sin esfuerzo físico,
- palpitaciones,
- mareos,
- temblores nerviosos, palidez;
- una sensación de «nudo» en la garganta,
- Opresión y dolor en el pecho,
- sudoración excesiva,
- manos húmedas y frías,
- sequedad de boca,
- náuseas,
- diarrea,
- micción rápida,
- dificultad para conciliar el sueño, insomnio,
- despertar precoz,
- pesadillas y sueño intranquilo.
Son los signos físicos de la ansiedad los que los pacientes suelen malinterpretar y no acuden al psiquiatra en busca de ayuda, sino que visitan a otros especialistas: médicos de cabecera, cardiólogos, gastroenterólogos. Los pacientes acuden a varios hospitales, a menudo se someten a costosos exámenes y, tras recibir el veredicto de «sano», suelen perder la fe en los médicos y comienzan a automedicarse. Por regla general, el autotratamiento empeora significativamente el estado del paciente, intensificando los miedos, deformando la personalidad y, a menudo, provocando la aparición de un trastorno fóbico secundario.
Los síntomas mentales de la acrofobia incluyen:
- impaciencia, inquietud;
- irritabilidad, ira;
- agresividad;
- un estado de «resorte comprimido»;
- ansiedad excesiva;
- la «repetición» constante de una situación desagradable;
- premoniciones sombrías;
- incapacidad para concentrarse,
- una sensación de «vacío en la cabeza».
En el pico del desarrollo de los ataques de pánico experimentado vasoespasmo, mareos severos, desmayos. Algunos pacientes experimentan una sensación de irrealidad y un miedo muy pronunciado a volverse loco.
La relación entre los síntomas físicos y mentales de la ansiedad es estrictamente individual y determina el estado y la evolución de la enfermedad en cada paciente.
Cuando los síntomas mentales superan los síntomas mentales, el paciente se fija en sus sentimientos, y esta condición a menudo conduce a la depresión. Este paciente está inicialmente ansioso, no cree en el éxito del tratamiento, teme los efectos secundarios de la medicación y escudriña los prospectos de los medicamentos.
Tratamiento del miedo a las alturas
La acrofobia puede curarse completamente, pero el paciente debe participar activamente en su propia recuperación.
El tratamiento óptimo para el miedo a las alturas es una combinación de medicación y psicoterapia. El tratamiento farmacológico consiste en la administración de antidepresivos (p. ej., imipramina) y tranquilizantes (p. ej., mebicar, fenazepam) durante al menos 6 meses y un periodo corto de hasta 2 semanas. Ayudas: medicamentos que estimulan la circulación sanguínea (nootrópicos) en el tejido cerebral, complejos vitamínicos.
De las áreas psicoterapéuticas en el tratamiento de la acrofobia, el método cognitivo-conductual ha demostrado ser muy eficaz. Desensibilización, B. El método de la intención paradójica de Frankl, la PNL, el psicoanálisis, la terapia Gestalt.
Fobias relacionadas con el espacio:
- Claustrofobia: miedo a estar en un espacio cerrado;
- Agorafobia: miedo a moverse y permanecer en espacios abiertos;
- Amaxofobia: miedo a estar en el transporte público.
Otras fobias relacionadas con diferentes situaciones:
- Dentofobia: miedo al dentista;
- Nyctophobia – miedo a la oscuridad;
- Tapofobia: miedo a los funerales.